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El empleo joven en San Luis y el desafío de reflotarlo: la destrucción de los puestos de trabajo y la caída de los salarios en los últimos años

En los últimos años se destruyeron casi 3 mil empleos registrados. El Estado se transformó como la principal fuente laboral, mientras que rubros como la industria, el comercio y la construcción se reducen cada vez más como opción. ¿Qué dicen los datos oficiales?

Foto Aldo Marchiaro
En los últimos años se destruyeron casi 3 mil empleos registrados.

por Julian Pampillón

elchorrillero.com

Actualizada: 26/05/2024 14:07

Los jóvenes adultos (de 18 a 24 años) integra uno de los grupos etarios más golpeados dentro del mercado laboral a lo largo del país. San Luis no queda exenta y presenta cifras que reflejan un serio deterioro del empleo registrado.

En la provincia quienes hacen sus primeros pasos dentro en el mundo del trabajo vieron cómo durante el último tiempo los puestos se redujeron en un 40,4%.

De los 7385 empleos que fueron contabilizados en diciembre del 2015 pasaron a los 4419 de enero del 2024 (último dato actualizado), de acuerdo al Centro de Estudios para la Producción del ministerio de Economía de la Nación.

El peor momento de la crisis fue en junio del 2020 en plena cuarentena por la pandemia del coronavirus cuando cayó hasta 3321 trabajos formales. Y el mejor indicador se logró en agosto del 2015 (8377).

En los últimos años se destruyeron casi 3 mil empleos registrados.

En el escenario nacional la caída fue del 13,9%. Mientras que hace ocho años el número de trabajadores era de 807.824, en el arranque de este año cayó hasta 698.881.

Cuando la lupa se posiciona sobre la evolución de los rubros del sistema productivo puntano surge una conclusión: que la administración pública pasó a ser la actividad más importante entre el empleo joven, mientras que otros rubros privados no solo pasaron a otro plano, sino que retrocedieron.

Por ejemplo, mientras que en el empleo público durante 2015 habían 989 agentes, ahora alcanza los 1357. De la cuarta posición en el ranking de importancia pasó a ocupar el primer lugar.

Todo lo contrario sucedió con ramas importantes: en la industria se destruyeron 989 trabajos (de 2276 cayó a 1287); el comercio pasó de contener 1376 a 1218; y la construcción, la más afectada de todas, de 2525 se redujo a 260.

Es aquí también donde entra en juego el derrumbe del poder adquisitivo con una inflación que devoró los bolsillos en el último tiempo.

De enero del 2016 al mismo mes pero del 2024, los jóvenes de la provincia vieron perder un 25,3% puntos salariales reales contra la escalada inflacionaria.

En otras palabras, menos empleo y una marcada caída de los sueldos.

Todos estos números vienen acompañados de explicaciones que surgen desde adentro de las políticas gubernamentales y la elección del rumbo laboral.

Durante la gestión del ex gobernador Alberto Rodríguez Saá ubicó a las juventudes como norte tanto en el discurso y como en el destino de recursos. Incluso, creó una secretaría con rango ministerial.

El último año de administración la cartera controló $4.360.031.665, según el Presupuesto.

Más allá del relato y los fondos comprometidos, la destrucción del mercado laboral joven es evidente.

Los desafíos del escenario actual

Para Unicef, una de las razones que genera este índice de desempleo es que las chicas y chicos enfrentan una brecha entre lo que los nuevos trabajos les exigen y lo que el sistema educativo les ofrece.

En el marco de su campaña "Oportunidades Únicas", la organización dependiente de la ONU compartió datos de la encuesta U-Report, que indica que seis de cada 10 consideraron importante para su futuro aprender habilidades digitales y de comunicación, el 80% creyó que sería bueno que las empresas brindaran experiencias de formación y capacitación, y a casi todos les gustaría participar de ellas.

Otra visión la comparte la Organización Mundial del Trabajo que analizó el empleo joven en Argentina. Destacó: "Las y los jóvenes con menores niveles de calificación y, particularmente, las mujeres jóvenes –especialmente, con niños, niñas y adolescentes a cargo– aún no han recuperado los niveles de empleo previos a la crisis, a lo que se añaden impactos negativos en términos de calidad”.

La educación y los obstáculos

Desde el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), consideraron que hay varias razones que explican las dificultades de las personas que ingresan al mercado laboral.

En primer lugar, destacan los obstáculos relacionados con la educación, dado que solo dos de cada 10 estudiantes que comienzan la escuela primaria logran llegar al último año de la secundaria en el tiempo previsto y con un nivel satisfactorio en lengua y matemáticas. En segundo lugar, hay una falta de habilidades blandas, como la constancia, la responsabilidad y la capacidad de adaptación, que son necesarias para desempeñarse en un trabajo.

En cuanto a la formación profesional, el Cippec subraya que debe tener lugar tanto “en entornos educativos como en puestos de trabajo”. Para esto, “es necesario fortalecer y coordinar el ecosistema de formación profesional que involucra a centros educativos, empresas y sindicatos”.

“Es crucial aumentar las oportunidades de aprendizaje práctico en ambientes laborales para quienes no están inscriptos en instituciones educativas formales”, fundamenta la ONG.

 

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